Hace ahora 28 años que con ilusión, atrevimiento, empuje, algo de inocencia y, sobre todo, con ganas de trabajar, de tomar decisiones, de gestionar ideas, de no depender de nadie, de ganarte la vida, que iniciamos el camino de la creación de lo que hoy es Códice.

Lo primero fue tomar las decisiones iniciales: forma jurídica, capital, gastos, inversión y, por último, el nombre. Pasa como con un hijo, llega el momento en que ya está ahí y tienes que darle un nombre. Barajamos muchos, nos costó decidirnos, pero al final nos decantamos por Códice. Su significado nos llenó. Era lo que queríamos transmitir. El nombre hace referencia al Códice de Hammurabi de Babilonia, una colección de sentencias para resolver los conflictos sociales de sus súbditos… “La finalidad era imponer la buena conducta con normas válidas para todas las personas”.

Después llegaron los múltiples ¡sólo múltiples! problemas a los que ni tan siquiera sabes que te vas a enfrentar cuando creas una empresa. Pero bueno, los superamos y hemos llegado a los 28 años cambiando y evolucionando, adaptándonos y siendo parte de la transformación social de este país. Al principio dedicándonos a la preparación exclusiva de oposiciones, que era lo que demandaba el mercado, y dando clases a miles de alumnos/as que hoy son funcionarios/as gracias a su esfuerzo personal, seguro, pero también al trabajo de sus profesores/as que animan, alientan y apoyan en el estudio, en su futuro de vida.

Preparando a innumerables personas para trabajar en la función pública hemos cumplido 28 años, pero hemos abierto otras líneas de trabajo dentro de la propia formación, adaptándonos a los requisitos nacionales o autonómicos.